f Skip to main content

Diciembre 2025. Ni siquiera nos damos cuenta de cuánto cambiamos desde el último diciembre y ya llegó la época de reflexiones. Nos encontramos listando los logros que tuvimos, “aunque nos cueste pasar de dos o tres”.

Yo he normalizado eso, pues la vida sucede en medio del caos. Ese caos que hace parte del proceso, tras las noches de cansancio o enojo, pero también tras las risas incontrolables; ese caos que nos moviliza y marca lo que sigue en nuestra vida. Este año quisiera que recordemos nuestras capacidades porque siempre están con nosotros y ahora se hacen mucho más importantes de reconocerlas.

Este blog se basa en una premisa simple y fundamental: el poder de hacer lo que aprendimos a no ser.


I. Del “no” al sí. Usar mis capacidades ya existentes

Mi camino no estaba inicialmente orientado a seguir por una industria altamente varonil, entre líneas de código o decisiones complejas. Mi niñez estuvo marcada con instrucciones claras, heredadas de mi crianza, tipo: “las niñas son tranquilas, quietecitas, bien puestas, calmaditas”. El valor personal se medía en quietud, algo muy arraigado en la cultura familiar.

Hoy, por fortuna, hablamos de sanar nuestras heridas, de identificar nuestros logros y celebrarlos. Este escrito no trata de la agotadora tarea de encontrar cada día algo nuevo para sanar. Acepto y sé que es importante trabajar en todo aquello que debemos mejorar, pero hoy puedo decir que es crucial recordar la capacidad crítica que ya cada uno tiene en sí, esa que nos permite hacer las cosas diferentes, salirse de los moldes que mantenemos durante años y que nos llevan y marcan un camino único y fijo.

Al romper el hábito de la quietud y arriesgarme a “movilizar e incomodar” entendí que mi potencial estaba en todo aquello que también reside en mí con naturalidad; eso es lo que nos hace profesionales mejores y más libres. Hoy, si soy exigente, es porque la persona con quien soy más implacable y quien más me exige soy yo misma (y sí, si creen que soy exigente, no han visto la retrospectiva que me hago los domingos).

Lo más importante que he aprendido durante años no es a liderar, es a hacer las cosas de manera distinta y auténtica. Escuchar y aventurarnos a nuevas formas es gratis. Es allí donde pasamos de hacer lo que la vida nos enseñó a no ser, a ser quienes realmente nos fluye ser.


II. El verdadero copiloto ya reside en cada uno de nosotros

En el furor de la IA y la hiperautomatización, nuestro valor se define no por la velocidad de la máquina, sino por la calidad de quien guía y supervisa la IA.

Es fácil caer en la trampa de la comparación externa. La verdadera maestría no reside en ocultar errores, sino en identificar qué sí tenemos y atrevernos a usarlo. Nos transformamos cuando usamos nuestras habilidades reales para generar un impacto que a nadie más le saldrá igual. Se trata de no olvidarnos que podemos potenciar nuestras fortalezas.

Esto es crucial: mientras las herramientas de inteligencia artificial ofrecen una velocidad sin precedentes, es precisamente nuestro juicio, nuestra capacidad crítica e incluso la ética, las que deben surgir para actuar como copilotos, supervisando y guiando para potenciar el valor real de la IA. ¡Todos tenemos eso!


III. Pista de aterrizaje para la acción

El entorno de alto rendimiento de Ceiba exige que elevemos el estándar. Por ello, la oportunidad más infravalorada —y que debemos aprovechar— es seguir siendo autónomos en la gestión como bien se nos permite en la compañía.

Nuestra labor no es modelar a otros a nuestra imagen. Es asegurar que todos tienen algo que les hace excelentes y permitirles usarlos. Queremos profesionales que brillen con luz propia, para que se sientan cómodos y se lo gocen.

Para sostener ese brillo y evitar la inercia, se requiere una revisión constante que nos permita crecimiento inmediato y esto debe hacerlo cada uno:

  • Mente: identifica de dónde viene el pensamiento que tienes ante una situación no tan cómoda. Tal vez es una voz ajena o solo una suposición que limita tu estrategia. ¡Ya viene el 2026, dedica tiempo a escuchar tus pensamientos!
  • Emoción: revisa qué sentimiento acompaña cada situación. Escucha si sientes ansiedad, miedo, etc. Recordemos que emociones como el miedo suelen ser la energía pura para la toma de decisiones críticas.
  • Palabra: ensaya qué palabras están próximas a salir en tu discurso. ¿Son realmente tuyas o son palabras cargadas de emociones y pensamientos innecesarios?

IV. Innegociable: el compromiso con el estándar alto

No se trata de ser solo el modelo o el referente en cada situación, sino de enfocarnos en nuestras capacidades, usarlas en tres pilares firmes que nos ayudan a romper la búsqueda de lo fácil:

  1. Responsabilidad por el estándar alto: estoy segura de que tu rol no está para gestionar tareas “porque sí”; así que eleva tu propio nivel de exigencia. Tu forma de lograrlo no es la misma de los demás, ponle tu propio toque y conéctalo con el propósito de fondo para ejecutar de manera más inteligente.
  2. Ejecución inmediata de tareas (alrededor de 72 horas): cuando encuentres claridad en la estrategia, la respuesta no es la excusa o el análisis infinito. En lugar de buscar el camino fácil o largo, define y ejecuta al menos el 80% de tus tareas más valiosas sin postergarlas por incomodidad. 
  3. Desafíos: como todos tenemos capacidad crítica, identifica el desafío que sueles evitar o dejar de último. Dale una solución radical para liberarte de ese tema, ya sea una conversación maluca, una investigación que consideras aburrida o simplemente aventurarte a hacer algo nuevo.

Hoy espero que identifiques todo aquello de lo que eres capaz (yo puedo notarlo fácilmente en ti), y pases del nivel de lo que siempre te dijeron que eras. En esta nueva era del Copiloto, ser movilizadores, activos y críticos son habilidades invaluables.

Siendo intencionales en dicho propósito, basta con buscar y usar todo aquello que te permite transformar cada momento en tu día a día.

¡Hablemos!

Bianniz Katherine

Directora de producción

Déjanos tu comentario

Share via
Copy link
Powered by Social Snap